La neurociencia y el regreso de la hipnosis

«[Milton] Erickson se le fue encima al establishment psiquiátrico él solo y le dio una sacudida. Ellos todavía no se han dado cuenta…» Robert Pearson citado en My Voice Will Go with You de Sidney Rosen

La neurociencia, impulsada por herramientas como la IRM, no sólo está en el proceso de responder a algunas de las preguntas más antiguas sobre el cerebro humano sino de hacer una revisión de algunos de sus grandes misterios y grandes mitos. Uno de tantos temas es el efecto placebo y sus consecuencias, que ya comentamos.

El otro gran tema es el de la hipnosis. Quienes trabajamos con ella en psicoterapia y le hemos dado seguimiento dentro del ámbito médico, sabemos de sus alcances y virtudes. Pero también sabemos que la simple enunciación de la palabra trae una serie de asociaciones no muy afortunadas.

Con un caminar silencioso y discreto, las publicaciones científicas y los congresos psicoterapéuticos, médicos y odontológicos, la hipnosis está regresando. Esta vez parece que será para siempre y «recargada». El establishment psiquiátrico y médico tal vez por fin se vaya a dar cuenta de la «sacudida» que Milton Erickson les dio el siglo pasado.

Es también cada día más común que el tema esté penetrando a las publicaciones dedicadas a la divulgación científica. Este es un ejemplo de la sección de Ciencia de The Guardian.

Vaughan Bell: hypnosis is no laughing matter

Ulises y el arte de resistir tentaciones

El entusiasmo no es suficiente

Como ya se ha dicho, los Juegos Olímpicos en Londres terminan mañana con la ceremonia de clausura. Una de las secuelas que traen consigo este tipo de eventos, es el entusiasmo de la audiencia por practicar los diferentes deportes que estuvieron admirando. El fin de semana pasado, por ejemplo, mi esposa y yo veíamos a un par de jovencitas practicar el tiro con arco en el parque de la colonia, seguramente alentadas por el desempeño de las mexicanas Aída Román y Mariana Avitia.

Pero este entusiasmo que nos queda por practicar algún deporte casi siempre tiene el mismo destino que los propósitos de principio de año que solemos nunca cumplir del todo.

Competencia de cerebros

Es lo que pone en evidencia la complejidad de nuestro sistema mental. O mejor dicho, de nuestros sistemas mentales, porque como nos lo explica el neurocientífico David Eagleman, autor de Incognito: The Secret Lives of the Brain—todavía sin traducción al español pero que será seguramente “Incógnito: Las vidas secretas de nuestro cerebro”—nuestra mente está hecha de muchos y variados sistemas, incluso compitiendo entre sí.

Y si alguien duda, recuerden el día en que se prometieron comer solo un par de galletas y cuando se dieron cuenta ya se habián terminado media caja. A veces gana el yo racional y precavido que está cuidando la línea, pero a veces gana el yo viceral, tal vez estresado, que solo piensa en el presente, y que además le gusta mucho el azúcar.

Es de llamar la atención la gran cantidad de estrategias y trucos que hemos diseñado en lo individual y en lo social para poder resolver este tipo de conflictos. Especialmente cuando la competencia es entre el yo presente con un yo futuro.

Estrategias contra la tentación

En México tenemos las famosas tandas, por ejemplo. Este mecanismo de ahorro solidario que, como todos saben, consiste en dar a guardar con alguien de confianza una cantidad de dinero por algunas semanas o meses, junto con otros participantes en ronda. No hay beneficio financiero, y cualquier analista recomienda buscar otros mecanismos que dejen algún interés o generen alguna utilidad.

Pero el objetivo de las tandas es poner a resguardo un dinero a sabiendas de que nos lo podemos gastar en un futuro. Para evitar tentaciones, se lo entregamos a alguien y que nos lo devuelva hasta después. Porque hay quien, si lo pone en una cuenta de ahorros, corre el riesgo de ir al cajero en cuanto se le antoje algo y gastárselo.

El secreto de muchas de estas estrategias parece estar en no negar la tentación, sino por el contrario, aceptar que la tentación va a ser muy grande y por lo tanto, habilitarnos mientras podemos en resistirla.

El maestro de las tentaciones

El gran héroe de todos los tiempos en este arte es ni más ni menos que Ulises, el famoso protagonista de la Odisea de Homero.

Como recordarán, en el largo viaje navegando de regreso a Ítaca, su casa y reino, Ulises tuvo la oportunidad de pasar por la Isla de las Sirenas, llamada así por las bellas y seductoras sirenas cuyo canto era tan hermoso que te morías por ellas. Literalmente, porque los marinos terminaban encallando sus barcos y pereciendo ante sus encantamientos.

Ulises podía haberse creído que a él, vencedor de tantas batallas, esos cantos no le iban a hacer ni pío y pasar como si nada por la isla. En cambio, como Ulises era tan inteligente como humilde, supo aceptar que era humano y que seguro se iba a poner igual de loco que todos los que antes habían pasado por ahí.

Pero para no desperdiciar la oportunidad de escuchar esos bellos sonidos, ordenó que lo ataran firmemente al mástil de su nave, hizo que su tripulación se tapara los oídos con cera, y les hizo jurar que no importaba lo que les pidiera mientras pasaban por la isla, lo tiraran de loco.

Él sabía que por muy amarrado que estuviera, se podía alterar tanto como para ordenarles que lo desataran. Esta estrategia permitió que Ulises fuera uno de los pocos mortales en haber escuchado el canto de las sirenas y contarlo.

Infidelidades

Me recuerda una escena de la película Closer o Llevados Por el Deseo, en donde uno de los protagonistas varones justifica su infidelidad diciendo que como se enamoró de la otra mujer no tuvo elección, y Alice, interpretada por Natalie Portman le responde algo así como «Siempre hay un momento de elección, “puedo hacerlo, puedo dejarme llevar o puedo resistirme” y no sé cuándo fue ese momento, pero apuesto que lo tuviste».

El contrato de Ulises

En Estados Unidos existe el término legal llamado contrato de Ulises y tiene un uso médico. Pacientes que van a ser intervenidos y pueden no estar en capacidad de tomar decisiones posteriores a una operación o tratamiento, previenen su voluntad.

En psiquiatría por ejemplo, un paciente ezquizofrénico o con trastorno bipolar puede dejar de ser él mismo si deja de tomar su medicamento al grado de no aceptar que se lo administren. Para esto firman un contrato de Ulises con su voluntad en estado sano y racional.

Propósitos y despropósitos

Otro ejemplo más cotidiano lo tenemos en la misma práctica deportiva. Pagar por adelantado el gimnasio, las clases o el entrenador personal, son modos de asegurarnos que el día que no queramos levantarnos temprano, el remordimiento de haber pagado tanto nos ayude.

A veces con tener uno o dos amigos que nos acompañen y motiven también ayuda ya que el castigo de la vergüenza es importante para algunos.

Sin embargo, recomiendo que a los amigos elegidos para tal aventura se les ordene ponerse cera en los oídos. No vaya a ser que también escuchen el canto de las sirenas.

El todo

Siempre hay un riesgo en tratarlo todo como un todo.

Todo lo que podamos decir del todo es una falacia. Hay algo que no es posible incluir dentro de ese gran conjunto. O por lo menos, existen elementos del conjunto que aparecen cercanos a los bordes. A veces incluso en el borde mismo.

Mientras nos mantenemos en el nivel de las categorías, divisiones, clases, especies, grupos, áreas, no hay problema. En tanto haya una categoría junto a la que intentamos definir, siempre existirá la posibilidad de enviar las excepciones al vecindario de al lado.

El conflicto viene cuando queremos crear una categoría de categorías. O una categoría incategorizable porque se contiene a sí misma. Esto no es posible. No hay tal.

En la teoría de conjuntos (esa que es fácil de recordar por aquello de los diagramitas de Venn), los conjuntos están representados por círculos. Mientras nos movemos en ese nivel de abstracción-representación, no hay mucho conflicto: las reglas se aplican y podemos jugar perfectamente con ellas.

Pero mucho cuidado si alguien pregunta ¿y a qué conjunto pertenecen todos los conjuntos? (Los niños y niñas son geniales para esto: ¿y a qué conjunto pertenece el conjunto al que pertenecen todos los conjuntos? Y así ad infinitum.)
Para resolver esto, se estableció el concepto de “universo”. Nótese la carga metafísica en la designación de la palabra. Ya lo decía Roland Barthes en “El grado cero de la escritura”:

«…el lenguaje nunca es inocente: las palabras tienen una memoria segunda que se prolonga misteriosamente en medio de las significaciones nuevas.»

Para representar el universo en el sistema de los diagramas de Venn, se utiliza un rectángulo que normalmente intenta abarcar toda la superficie de representación, o dicho de otro modo, el dispositivo de representación. Pizarrón o pintarrón, rotafolio, cuaderno, libro, etc.

Pero no deja de ser la simple representación de un concepto abstracto, de una entidad matemática. El uso de la palabra “universo” no puede ser tomada literalmente. Es un eufemismo para no decir “conjunto de conjuntos” o “todos los conjuntos”. Los matemáticos lo usan para que los niños dejen de hacer preguntas.

(¿Qué le dijo el filósofo al todo? Vamos por partes. Perdón, un mal chiste.)

Así que cuidado con el todo. No nos sirve. Necesitamos distinguir cada uno de los elementos, crear categorías, clasificar, fragmentar, dispersar, constituir series y series de series, descontinuar, describir, volver a describir, deconstruir, singularizar, diferenciar…

En cuanto alguna de esas categorías se nos presente como totalitaria, hay que volver a desensamblarla. Lo conjuntos no deben permanecer mucho tiempo sin subconjuntos. Es como la física cuántica que no deja de descubrir partículas cada vez más pequeñas. (El niño, la niña, preguntan: ¿y de que están hechas las partículas indivisibles?) Las nuevas unidades deben ser desunificadas.

Sería muy fácil decir que esto debe aplicarse a todo, pero esta idea habrá que desmenuzarla un poco más.

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Lecturas sobre plagio y mentiras: Poniatowska, Kapuscinski, Lehrer

El tema del plagio y la exageración de los hechos al grado de la mentira (ficción o periodismo literario para algunos) ha coincidido en algunas de mis lecturas esta semana en personajes y geografías muy diferentes.

Para ya no creer nada. O creerse todo.

Jorge Luis Borges, autor del poema «Instantes» de Iván Almeida hace un estudio a profundidad de la larga historia de atribuciones erróneas a este poema. Lo de Elena Poniatowska es solo la punta del iceberg. Detrás hay una trama que bien podría solo haber sido inventada por el mismo Jorge Luis Borges.

Neal Ascherson reviews ‘Ryszard Kapuściński’ by Artur Domosławski El libro sobre Kapuscinki ha provocado ira, tristeza, decepción y desasosiego entre los seguidores y fans del periodista polaco en todo el mundo. Esta es la reseña mejor documentada sobre el polémico libro que revela que Kapuscinski que no sólo fue espía para el gobierno comunista sino se tomó muchas libertades periodísticas en sus textos. Aunque tanto Domoslawski como Asherson defienden la capacidad de comunicar sobre la precisión de reportar. 

 Jonah Lehrer en Poynter Es un dossier sobre el caso Lehrer que también ha sacudido a los medios impresos en Estados Unidos, aunque al parecer no a los lectores que siguen apoyando a su Jonah. El tipo de plagio y exageración de los hechos ha de estar haciendo reír a la mayoría de los periodistas en México, que suelen tomarse muchas libertades en su labor.

Mente sana en ping-pong sano: Olímpicos y cerebro

Las redes neuronales son como los músculos que pueden ejercitarse para fortalecerse y mejorarse. Nuestro cerebro se modifica una y otra vez todos los días. Que mejor que hacerlo con el fin de crecer nuestras conexiones cerebrales.

Algunos deportes han sido puestos a investigación por parte de la Clínica Mayo para conocer que tantas ventajas tienen no sólo a nivel físico o corporal sino sus virtudes en el desarrollo del cerebro. Tal a sido el caso del ping-pong o tenis de mesa.

Concentración, coordinación y precisión entre visión y manos, además de los beneficios propios del ejercicio aeróbico para la oxigenación del cerebro, son parte de las virtudes de este deporte olímpico. Vale decir que para personas mayores o de tercera edad es una excelente opción para mantener en forma la mente.

Otros deportes que han demostrado sus virtudes para el crecimiento cerebral son taekwando, badmington, remo, canoa y esgrima.

Olympics for the rest of us: How ping-pong can help your brain