¿Habrá algo, una frase, una idea, un secreto de infancia, una imagen en el fondo de mi inconciente, que sea lo que quiero decir y no lo he dicho?
¿Habrá algo que una vez escrito me haga dejar de escribir para siempre?
¿El minotauro al final del laberinto?
— ¿Y si mueres sin escribirlo?
Para eso quiero las “máquinas de escribir” y los generadores de texto: ¡qué las computadoras pongan palabras unas con otras en todas, todas las combinaciones posibles hasta que aparezca esa idea o ese secreto que ni siquiera yo conozco!
Si muero antes no lo conoceré pero por lo menos sabré que habrá sido dicho.
*